La conciencia de las emociones en el cuerpo, para ayudar a crear un equilibrio y una perspectiva mayores durante las tormentas de la vida.

Tomar conciencia de las emociones en el cuerpo es una manera práctica de localizarlas, sentirlas y, al igual que las sensaciones, permitir que vayan y vengan. A medida que nos adentramos en lo que puede ser un terreno más difícil para los personas, el cuerpo proporciona un lugar en el que afianzar y anclar los sentimientos difíciles para que sean tratados de forma eficaz y no se vuelvan abrumadores.

Práctica de Mindfulness

Tomar consciencia de nuestras emociones

  • Siéntate de manera cómoda, con los ojos cerrados o medio abiertos. Emplea unos minutos en escuchar los sonidos que te rodean, en percibir los puntos de contacto o en la subida y la caída de la respiración. Trata de sentir la comodidad de tu ancla.

  • Haz un barrido del cuerpo para percibir los lugares de tensión, molestia o aferramiento.
  • Intenta identificar el “clima emocional” en tu paisaje interno. ¿Hay sentimientos de ira…tristeza…ansiedad…miedo?
  • Vuelve a tu ancla. Observa los “vientos” emocionales que te arrastran. Haz que lo que te está distrayendo sea tu objeto de atención.
  • Mira si puedes localizar el lugar de tu cuerpo en el que reside la emoción. Sintoniza -¿Hay presión en tu pecho?- ¿Tienes la mandíbula contraída?-¿Opresión en los hombros?-¿Sientes un nudo en el estómago?- ¿Tu pulso va muy rápido?- ¿Tienes dolor de cabeza?- ¿Tienes los ojos cansados? – Pon especial atención y curiosidad en lo que estás sintiendo y notando.
  • Convive con la emoción de una forma amable. Observa si empiezas a criticarte o a reprenderte a ti mismo. Nota si comienzas a desconectar. ¿Qué es lo que te aleja? 
  • Una vez que hayas reconocido el lugar de tu cuerpo en el que reside la emoción, revisa el resto de tu cuerpo para ver qué está pasando. ¿Tu pecho se colapsa en respuesta al miedo en tu estómago?
  • Intenta llevar el calor de tu mano al lugar en el que la emoción es más intensa. Invítale a que se suavice y se relaje. Trata de respirar dentro de la molestia. A veces, ser consciente de la emoción de una manera amigable y curiosa puede ayudar. No te enfrentes a ella o te resistas. Simplemente nótala y permite que exista.
  • Si te sientes agobiada, perdida y distraída, vuelve a la respiración, a los sonidos o a los puntos de contacto. Advierte cualquier juicio de tu mente que te haga sentir incapaz o pequeño, y permite que esos vayan y vengan.
  • Cuando estés listo, respira, mueve los dedos de las manos y de los pies, estírate y abre los ojos si los tenías cerrados. Trata de permanecer conscientemente durante tu siguiente actividad.

 

 

 

 

 

 

 

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